HORA MORADA ¿Qué azul me queda? ¿En qué oro y en qué rosa me detengo, qué dicha se hace miel entre mi boca o qué río me canta frente al pecho? Es la hora de la hiel, la hora morada en que el pasado, como un fruto acedo, sólo me da su raso deslucido y una confusa sensación de miedo. Se me acerca la tierra del descanso final, bajo los árboles erectos, los cipreses aquellos que he cantado y veo ahora en guardia de los muertos. Amé, ay Dios, amé a hombres y bestias y sólo tengo la lealtad del perro que aún vigila a mi lado mis insomnios con sus ojos tan dulces y tan buenos. Juana de Ibarbourou |
Saturday, July 29, 2006
Hora morada y girasoles...
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